Una tarea muy interesante al armar tu equipo de cómputo
es elegir el procesador que deberá llevar. Tendrás que tener en cuenta varios
factores, rendimiento, número de núcleos, instrucciones, costo, entre otros así
como el tipo de uso realmente le darás
Si piensas actualizar un ordenador no
siempre es necesario sustituirlo por otro. En ocasiones, tal vez sea suficiente
con sustituir el procesador por otro más potente, aunque será tu tarjeta
madre quien determina el tipo y modelo de procesador que soporte.
Procesadores Intel vs. AMD
Más allá de posiciones de fanáticos y defensores obstinados
de entre una u otra marca, se deben considerar los defectos y virtudes de la
actual generación de chips de cada una de las marcas y elegir el apropiado para
el equipo que necesitas.
Siendo objetivos, los procesadores de Intel ofrecen
un rendimiento superior en juegos, estaciones de trabajo y diseño o equipos que
necesiten potencia de procesado. En contrapartida, estos chips son más caros
que los ofrecidos por AMD.
Dep
endiendo
del uso que se le vaya a dar al PC, será mejor optar por uno u otro procesador
para ajustarlo a tus necesidades.
En cambio, la plataforma FM2 de AMD, con sus
procesadores A6, A8 o A10, ofrece la solución ideal para equipos multimedia, de
ofimática, o estaciones de trabajo con exigencia gráfica baja o media, gracias
a su ajustado precio y al buen rendimiento de su chip gráfico integrado que se
equipara al rendimiento de una gráfica de gama media.
¿Más núcleos o más frecuencia?
Al elegir el chip para tu PC deberás tener en
cuenta el número de núcleos que tiene el procesador ya que encontrarás
algunos con 2, 4, 6 u 8 núcleos.
Cada núcleo es capaz de procesar datos de forma
independiente. Es decir, que es como si dentro del chip hubieran encapsulado 2,
4, 6 u 8 procesadores independientes más pequeños. A su vez, cada uno de esos
núcleos será capaz de procesar una o dos líneas de ejecución de datos
simultáneamente llamadas hilos (o threads).
Esto duplica de forma virtual la capacidad de
trabajo del procesador haciendo que, por ejemplo, un procesador de 2 núcleos
con 2 hilos de ejecución por cada núcleo, ofrezca un rendimiento cercano a uno
de 4 núcleos con un solo hilo por cada núcleo.
Este es un factor muy a tener en cuenta durante
la elección del procesador ideal para tu PCya que puedes encontrar chips
que sólo ofrecen un hilo por núcleo (por ejemplo, procesador de 2 núcleos con 2
hilos o de 4 núcleos con 4 hilos) o los procesadores que ofrecen dos hilos por
núcleo (2 núcleos con 4 hilos o 4 núcleos con 8 hilos), siendo el rendimiento
de estos últimos superior al de los primeros.
La tecnología que permite utilizar más de un hilo
por núcleo se conoce como HyperThreadinge Intel lleva más de una década
usándola en sus productos.
Otro factor a tener en cuenta es la frecuencia de
trabajo del procesador que se expresa en Megahercios (MHz).
En igualdad de características entre dos
procesadores, a mayor frecuencia de trabajo (más megahercios), mayor será su
rendimiento.
En las especificaciones de los procesadores puedes
encontrar que algunos chips ofrecen un modo “Turbo” que aumenta la frecuencia
de trabajo del procesador cuando, de forma puntual, sufre una elevada carga de
trabajo. Pero esta frecuencia “Turbo” sólo se alcanza en contadas ocasiones,
por lo que, aunque en ocasiones puntuales esta potencia extra puede venirte
bien, no es tan determinante como la frecuencia estable a la que trabajará
durante la mayor parte del tiempo.
Actualmente todos los procesadores son
multinúcleo, pero no todos son multihilo. Revisa las especificaciones técnicas
del fa
bricante.
Memoria caché: La gran olvidada
La memoria caché del procesador es uno de
los parámetros que acostumbra a pasar desapercibido a la hora de comparar
chips. Sin embargo, pueden marcar una gran diferencia en el rendimiento diario
del ordenador.
Esta memoria es de tipo SRAM (Static Read
Aleatory Memory) y está integrada en el propio procesador y muy cerca de
los núcleos.
La memoria caché es, haciendo una analogía
sencilla, la sala de espera para los datos que tienen que procesarse.
Si esta sala de espera es pequeña, se corre el
riesgo de que el chip termine su trabajo rápidamente y tenga que esperar a que
le lleguen nuevos datos, en lugar de tenerlos preparados para procesarlos
inmediatamente. Por lo tanto, cuanto mayor sea esa memoria caché, más cantidad
de datos estarán siempre dispuestos para optimizar el funcionamiento del chip.
Esta memoria caché se presenta en varios niveles a
modo de distintas salas de espera, que se van alejando de los respectivos
núcleos. Cuanto más alejada del núcleo, más lento es su acceso, pero mayor es
su tamaño.
En las especificaciones técnicas de los
procesadores encontrarás los valores de la memoria caché expresada como L1
(nivel 1), L2, L3 e incluso L4 en los procesadores de última generación,
teniendo la memoria caché de nivel 1 (L1) unos pocos kilobytes, mientras que la
de nivel 3 puede tener varios megabytes e incluso centenares de megabytes en el
caso de las memorias cache de nivel 4.
La importancia del consumo energético
No todos los procesadores tienen el mismo consumo
eléctrico. Cuanto más potente sea un procesador, mayor demanda de energía
tendrá.
Este consumo eléctrico no sólo es importante por el
coste económico que implica tener un procesador consumiendo una determinada
cantidad de vatios durante toda una jornada. También afecta a la cantidad de
calor que genera ese procesador, ya que habitualmente un mayor consumo implica
un aumento de la temperatura de trabajo del chip y, por tanto, también afectará
a la sonoridad del conjunto ya que se necesitarán más medios para mantenerlo
refrigerado.
Los fabricantes indican la máxima potencia generada
por el procesador bajo el parámetro TDP (Thermal Design Power) y en los
procesadores para escritorio puede oscilar desde los 20 W o menos para los
procesadores menos potentes, hasta los 140 W de los procesadores más
potentes.
El TDP también influye en el sistema de
refrigeración, que tiene que ser el adecuado para conseguir disipar la
temperatura que genere el chip o, de lo contrario, el procesador correrá el
riesgo de morir bajo su propio calor.
Cada Procesador necesita un sistema de
refrigeración adecuado a su potencia y uso
Capacidades de overclock
Si tienes pensado hacer overclocking al
procesador (subir la frecuencia de trabajo del procesador para aumentar su
rendimiento), o crees que algún día podrías llegar a necesitarlo, debes elegir
el modelo de procesador adecuado ya que no todos los procesadores lo permiten.
Por ejemplo, en los chips de Intel esta función
está bloqueada en la mayoría de los modelos excepto en los que incluyen la
letra K en su denominación.
Puedes encontrar modelos que no soportan la
modificación de su frecuencia de trabajo, o modelos como el Procesador Intel®
Core™ i7-7700K al que sí podrías modificarle este parámetro para obtener más
rendimiento.
Los modelos con estas funciones desbloqueadas
acostumbran a ser algo más caros, por lo que si no tienes pensado realizarle
ese overclocking no merece la pena pagar más por ellos.
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